La vaca que ríe es suiza. Y se ve que el motivo de semejante alegría es el cannabis que les dan en el forraje mezclado con otros hierbajos no tan sugerentes. Por lo que cuentan, un distribuidor de grano agrícola puso de moda el consumo de esta sustancia al decir que mejoraba la leche, y por tanto todos los productos fabricados con ella. Pues se ha descubierto que el THC (sustancia psicotrópica que se encuentra en el hachís) pasa del estómago de los rumiantes a su leche. Y ahora entiende uno esa afición al chocolate que tienen las mujeres deprimidas. Va a ser el cannabis y no el cacao, lo que hace las penas más llevaderas. En cualquier caso, las autoridades, habiendo votado en contra de la legalización del porro para el hombre, se han echado las manos a la cabeza y lo han prohibido también para el ganado vacuno. No vaya a ser que los acusen de discriminación.
¿Y qué será ahora de la vaca travesti de Milka? ¿Abandonará ese color púrpura molón para volver al políticamente correcto blanco y negro?