Bueeeeno, pues ya está todo decidido. Ganó el si. No puedo decir que sea una sorpresa, la verdad. Ya se olía en el ambiente que tras la campaña de desinformación, las mentes bienpensantes optarían por el si a la constitución. No sé, el acto de afirmar, como que queda más positivo, ¿no?. Dios nos libre de ser uno de esos vejetes que todo lo ven mal y todo lo critican. El si lo hace sentirse a uno joven y solidario. Debe ser eso. O puede que siendo este un país de tarugos, el sentirse dentro de Europa, haga que todo paleto o cateto encuentre que su mirada gana en inteligencia y finura ante el espejo. Por suerte o por desgracia, esto no funciona así. El taruguismo no se soluciona entrando en un rebaño más grande. Este es el comportamiento propio de animales como los arenques, borregos y otras especies con fama de inteligencia pobre. Parece que el ser humano también actúa así. Ayer, hablaba con una buena mujer que me decía:
- "Yo no se bien lo que decidimos, pero votaré que si".
Otra persona me soltaba toda orgullosa:
- "Peor que nuestros políticos no lo harán, así que yo votaré a favor de la constitución".
- "Si claro, ¿pero tú sabes a qué estás diciendo que sí?"
- "No, pero peor que nuestros políticos... bla, bla, bla
Ante el riesgo de entrar en un bucle infinito, corté por lo sano defendiendo el no. Sus miradas vacuas de pez muerto me hicieron ver que mejor me callaba.
Este ha sido siempre el mejor truco de los políticos. Hacernos creer que nosotros podemos decidir algo. Todo está decidido ya de antemano. Todo se hace para que así sea.
En fin, que viva la tiranía de las masas.
Vivan los tarugos.