Sigue la iglesia erre que erre con su moral estúpida y caduca.
De nuevo lanzan sus graznidos condenando el uso del condón y del sexo fuera del matrimonio. Ante el avance imparable del sida y el negro panorama que pintan los científicos cuando se les pregunta por una vacuna, ellos proponen el remedio de la castidad y del sexo decente. Esto es dentro del sagrado matrimonio y para tener hijos, que el disfrute queda reservado para los viciosos. Si a gays y a yonkis, el cielo ha dado ya su merecido con esta plaga bíblica, ahora los nuevos estigmatizados son las mujeres jóvenes y de moral ligera. Estas criaturas que contoneándose cual serpientes del averno provocan a cuanto santo varón se coloque delante suyo.
Tiene narices la cosa. Su mensaje, ya estúpido de por sí y totalmente fuera de lugar tras los datos publicados sobre el avance de esta enfermedad, se torna grotesco viniendo de quienes se follan a sus monaguillos sin más protección que la divina.
Y es que a algunos, parece que es en esa estúpida moral donde les ataca el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida.